Vicente Llobregat sí fue el primero
Ricardo Cabrera
En ocasión de la actuación que como principal tuvo el venezolano Jesús Valenzuela en dos partidos del Mundial de Qatar’2022, además de su participación como parte del cuerpo arbitral en otros partidos, junto a sus compatriotas Jorge Urrego, Tulio Moreno y Juan Soto, en algunos sectores del fútbol nacional se levantaron polémicas al considerarlo el primero en estas instancias mundialistas.
Esto en desmérito del recordado Vicente Llobregat, quien durante 48 años tuvo la marca de ser el primer y único árbitro venezolano en actuar como principal en un partido de Mundial de Fútbol, cuando aquel 15 de julio de 1.974 a las 6:00 de la tarde en el círculo central del Estadio Olímpico de Munich, sonó el silbato para dar inicio al encuentro entre las selecciones de Haití e Italia, ante más de 50 mil espectadores.
Pero la marca de ser el primero no se la quita nadie, aunque la polémica se centra en el hecho de que Llobregat nació en España y era venezolano por nacionalización, pero fue a trabajar en este Mundial de Alemania como árbitro venezolano, no de España.
En este particular en el grupo de WhatsApp Venezuela Fútbol, dedicado a comentar sobre la historia y los protagonistas de nuestro deporte preferido, se leyeron comentarios a diversos sobre este particular, como también elogios a la actuación de Valenzuela en su primera actuación como principal, como eta del excolegiado internacional Gino Noschese:
“Felicitaciones para Jesús Valenzuela dirigió un excelente partido apegado al reglamento y con mucha autoridad no fue protagonista paso inadvertido en el juego y cuando no se habla mucho del árbitro al terminar el partido eso es señal de que lo hizo bien felicitaciones y ojala lo veamos actuando otra vez en este Mundial, ahhh y sus colaboradores muy bien, incluyendo a Soto en el VAR, arriba Valenzuela, arriba Venezuela que dijo presente en este Mundial”
Y Así muchas por el estilo, ya que la participación de todos los representantes del arbitraje venezolano en el pasado Mundial fue impecable, y dejó muy en alto el gentilicio nacional.
Por el otro lado, en lo referente al intento de restarle méritos a Vicente Llobregat, también leímos muchos comentarios a favor y en contra en el grupo, pero vamos a colocarle solo tres y favorables, de miembros del chat que conocieron a Llobregat y su intachable trayectoria dentro del arbitraje.
Toño Marcano:
“Viajé con él (Llobregatt)en avión, no recuerdo si fue un vuelo comercial o con la selección, y tuve oportunidad de conversar bastante y hacer amistad, a pesar de mi discrepancia con los árbitros, realmente se sentía orgulloso de ser Venezolano y a representar a Venezuela”.
Edfran Chirinos:
“Trabajé 16 años en la FVF, primero en la Liga Nacional Femenina, luego en Fichajes para después pasar a Torneos Nacionales, específicamente el departamento de los campeonatos Sub-17 y Sub-20, primero como asistente, luego como jefe de esa división. Veo fútbol desde 1980-81 y sigo al FutVe desde 1986-87. Entré a la FVF en enero de 2005 hasta abril del año pasado”.
“Llobregat se nacionalizó venezolano, pero se hizo árbitro en nuestro país. Reitero, fue producto del fútbol venezolano, tanto como lo es Valenzuela y sus asistentes. El hecho que Llobregat fue venezolano por naturalización no es óbice para lo que fue y significa para el fútbol venezolano como actividad, que es lo que he tratado de decir en mis comentarios anteriores. Para que se entienda, Llobregat ’fue parido por el fútbol venezolano’, como muchos de quienes integran este grupo y como lo son Valenzuela y sus asistentes. Aquí lo que importa es que en el Fútbol Venezolano no todo es tan malo y forja talentos de verdad”.
“Una muestra de lo que fue Llobregat en el arbitraje de fútbol venezolano: en este mismo grupo he leído comentarios quejumbrosos y negativos sobre Chechelev, José Varrone o de Castro Lozada, por citar tres de los más conocidos de nuestro referato, pero de Llobregat no he leído ni uno vertido por ustedes. Es más, casi ni mencionan su nombre… y un axioma o factor que hace de un árbitro un buen árbitro, es que no se haga notar en los partidos. Creo que esto dice mucho de lo bueno que era Llobregat para haber sido formado como árbitro de fútbol en Venezuela”.
Richard Páez:
“Edfran por eso no se nombra, ya que los mejores árbitros no se hacen notar en la cancha y como jugadores de esa etapa, no podemos hablar nada malo de Don Vicente Llobregat”.
A manera de colofón y para que las nuevas generaciones conozcan un poco más las historias de los que nos hicieron sentir orgullosos del fútbol venezolano y sus protagonistas, les colocaremos a continuación un extracto de una larga y hermosa entrevista y narración que sobre Vicente Llobregat, fallecido en el 2011, escribió en su portal el periodista Jonathan Gutiérrez en el año 2010.
Vicente Llobregat, un árbitro mundial
por Jonathan Gutiérrez | Jun 11, 2010 ( tomado de www.historiasquelaten.com)
Aquella mañana del veinte de mayo de 1974 llegó un telegrama al apartamento de Vicente Llobregat en Los Chaguaramos, frente a la Plaza Las Tres Gracias en Caracas. Aunque había escuchado el rumor, lo había descartado. Abrió el sobre, leyó las breves líneas de la misiva y se paralizó. Era un comunicado de la FIFA. La Federación Internacional de Fútbol Asociado le notificaba que había sido seleccionado como árbitro para dirigir partidos oficiales durante el Mundial de Alemania 74, con el aval de la Confederación Suramericana de Fútbol. En el mensaje también le indicaban que debía estar en la ciudad de Frankfurt el cinco de junio. Exactamente dos semanas antes del inicio del Mundial.
Su sorpresa fue grande. Su felicidad también.
”El destino siempre me vinculó al fútbol. El destino es así y cuando las cosas se van a dar, se dan”.
Llobregat fue designado como juez principal para el partido de primera fase del grupo D entre las selecciones de Italia y Haití a disputarse el quince de junio de 1974 en Munich.
”Soy alicantino, pero venezolano por decisión, por amor al país y por nacionalización. En los cincuenta la vida en España era muy dura. Ya desde entonces a mí me gustaba oír la palabra Venezuela. El sonido me agradaba. Sonaba a porvenir —en las calles la gente hablaba mucho de Venezuela, de que era un país de oportunidades—. Así que decido emprender la aventura de viajar acá. Mi familia no quería. El único hijo varón se iba de casa. Dejo a mis padres, a mis hermanas y a mi novia —luego regreso a buscarla y me caso con ella—. El viaje lo hice solo. De Alicante me fui por tierra hasta el puerto de Barcelona. Me quedé unos días en casa de unos tíos paternos a esperar que llegara el barco que me traería, un buque italiano casualmente llamado Venezuela. Mi tío de Cataluña trabajaba en la construcción del Camp Nou, el ahora mítico estadio sede del Barcelona Fútbol Club, que en esa época se acababa de inaugurar y aún le faltaban algunas obras. Mi tío insistía en que me quedara. Mi opción de trabajo, simbólicamente, era en la construcción de un estadio. Yo dije no. Lo decidí así y me embarco. Llego a Venezuela a bordo del Venezuela un catorce de marzo de 1958. Tenía 24 años. Ya son cincuenta y dos acá”.
Su inicio como juez de fútbol fue azaroso. Jugaba como mediocampista izquierdo del Hércules de Alicante, en España, y en un partido local se lesionó la rodilla izquierda. Rotura de meniscos y ligamentos cruzados. Después de varios meses pudo empezar a correr, pero no a mucha velocidad; no podía patear con fuerza la pelota. Cada vez que lo hacía se le inflamaba la rodilla, cojeaba. En Venezuela lo intentó de nuevo y jugó un año para el Taurina, un equipo distrital en la temporada cincuenta y nueve-sesenta. Las limitaciones que le producía la vieja lesión afloraron. Dejó de jugar. Su amigo Marcelino Sánchez, presidente de la Asociación de Fútbol Distrital, le dijo que si amaba tanto el fútbol por qué no lo intentaba con el arbitraje. A Llobregat le pareció una buena idea. Así se inició en el oficio en 1960.
“Y quién diría que llegaría a un Mundial”.
Eran las seis de la tarde del quince de junio de 1974. Estadio Olímpico de Munich. Cincuenta y un mil espectadores. El juez principal, Vicente Llobregat de Venezuela, intentaba mantener la serenidad, a pesar del ensordecedor ruido, para concentrarse en su labor. Sonó su silbato. Al hacerlo se convertiría en el primer venezolano que en dirigir como principal un partido oficial en un Mundial.
´Gran actuación del árbitro Vicente Llobregat en su debut como un árbitro mundial´ (reseña del 16 de junio de 1974 en Mundo Deportivo de España).
Una reseña con el título “Llobregat impecable”, de El Comercio de Quito, elogia su actuación en la semifinal de Copa Libertadores del dieciocho de abril de 1971, entre el Barcelona de Guayaquil y Estudiantes de La Plata de Argentina. Una nota de El País de Uruguay destaca el “excelente trabajo del árbitro” al referirse a la labor del juez venezolano en la semifinal de la Copa Libertadores en la que se enfrentaron dos grandes, Palmeiras de Sao Paulo y Nacional de Montevideo, en el estadio Monumental, el dieciocho de mayo de 1971. El Correio paulista, a pesar de la derrota del equipo brasileño, resalta el “bom trabalho” de Llobregat.
Ese sería sólo el comienzo de un fructífero recorrido como árbitro internacional. Más de 15 partidos entre semifinales y finales, de Copa Libertadores de América. Son tantas historias. Son tantos partidos.
Luego del partido memorable Vicente Llobregat fue designado por FIFA como árbitro asistente, linier, para otros tres partidos oficiales del Mundial. El dieciocho de junio en Dortmund: Yugoslavia-Zaire (nueve a cero). El veintitrés de junio en Dusseldorf: Suecia-Uruguay (tres a cero). Y, un partido de segunda fase, el tres de julio en Dusseldorf: Suecia-Yugoslavia (dos a uno). Entonces Vicente Llobregat formó parte del cuerpo arbitral en cuatro partidos oficiales del Mundial de Alemania de 1974.
“Cuando empecé a arbitrar mostré mi firmeza y no perdonaba al que jugaba malintencionado. Eso ha sido una constante en mi carrera. El árbitro debe ser justo, pero también astuto para no dejarse manipular. El árbitro es quien hace cumplir las reglas. Tanto en la cancha como en la vida hay que saber en qué momento sacar tarjeta. En 1984 fue mi último partido arbitrado. He dado clases, he tratado de trasmitir lo que yo sé. Pero no es algo frecuente o cotidiano. El nivel del arbitraje venezolano, lamentablemente, no ha mejorado. Creo hemos bajado un escalón. La FVF me llamó en una época para que yo representara a los árbitros venezolanos y trabajara allá. Estuve dos meses. No me gustó. Cosas turbias. Vicios. Me fui.”
Recuerda Llobregat que “el verbo correcto es dirigir. En el fútbol hay que dirigir como un director de orquesta. Pitar no. ¿Pitar? pitar pita cualquiera”.
“Es importante la memoria y en este país a veces no tenemos mucha. Yo tengo una credencial FIFA que me acredita como árbitro internacional y mundialista con la que puedo entrar a cualquier estadio del mundo sin pagar entrada. Con esa credencial cuando he ido a España entro al Santiago Bernabeu o al Vicente Calderón sin inconvenientes y me asignan localidades de primera; recibo tantas atenciones que hasta me da pena. Pues hace poco me ha pasado algo acá… fui a un partido en el Olímpico. Llego, muestro mi credencial y el portero me dice que me vaya, que no puedo pasar, que esa credencial no sirve.
—El que no sirve eres tú—, dije yo, y me fui”.