Roberto Koenig, un goleador que supo construir un imperio
CARACAS – Si le preguntamos a alguien: ¿Quién es Roberto Koenig? Seguramente nos contestaría él es oriundo de Cali, mejor conocida como la ciudad “pachanguera” de Colombia; pero se ha vuelto más venezolano que el Salto Ángel. Roberto Koenig llegó a este país cuando tenía 20 años, y luego de trabajar en una compañía dedicada al negocio de las lozas, decidió fundar su propia empresa. Así fue como en abril de 1980 abrió sus puertas Proseín, bajo el eslogan de: “los expertos en cerámica”. Esta historia, bien o mal, la conocen todos. Pero tal vez muchos desconocen que nuestro experto en cerámicas, en sus años mozos fue un hábil delantero, que gracias a su talento y sus orígenes austriacas estuvo muy cerca de ir al mundial de Argentina 1978.
“Nací en Cali, Colombia y desde los 7 años viví pegado a los futbolistas argentinos y brasileños profesionales que llegaban a jugar en esa ciudad. Recuerdo que la preparación en aquel entonces era mucho más fútbol que física. Lo que se hacía era dominar el balón, ser eficiente en los pases. Se corría menos que hoy en día”.
Cuando llegó con su familia a Venezuela, Roberto Koenig tuvo el privilegio de tener como entrenadores a tres grandes personajes de nuestro balompié los Mister: Celso de Oliveira, Pepe Hernández y Manuel Plasencia. “De cada uno de ellos aprendí grandes cosas” recuerda Roberto durante la entrevista.
“En Venezuela, jugué tres años en el Madeirense en Primera División. Luego de jugar con Hebraica los torneos de Tercera y Segunda, me dediqué a los negocios desde muy temprano. En esa época, la llamada Primera (Categoría) era muy competitiva y había mucho talento. Tanto así que podíamos ganarle a cualquier equipo profesional. Eran equipos muy parejos”.
Su habilidad con la esférica lo llevó a estar entre los preseleccionados para los Juegos Olímpicos de Moscú, primera y única participación de nuestro combinado patrio en la cita de los cinco aros.
“De mi época como jugador, recuerdo un amistoso en el que enfrentamos al Portuguesa, que en ese momento era el equipo a batir. En esa noche mágica tuve la dicha de anotar tres goles. Tuve como compañeros de vestuario a grandes jugadores del momento, grandes personalidades como: Juan José “Cheché” Vidal, Pibe Salas, Noya, Pedro Febles, Juanito y Mantequilla en el arco”.
Son muchos, los gratos recuerdos que le dejo el fútbol a esta estrella de los negocios. Uno de ellos nos los relató durante la amena charla. “¡Me secuestraron de mi luna de miel! (risas) Jugaba con el Hebraica y teníamos la final del Torneo Ibérico ante el Maiderense en el campo del Loyola. Recuerdo que la cancha estaba full de fanáticos y ganamos la competición con dos goles míos. Otro de los juegos memorables que recuerdo lo disputamos en la ciudad de Lima, en Perú, en una competencion de comunidades judías llamadas Macabeadas derrotamos con pizarra de 4-1 a la delegación brasileña con tres goles mios. Luego, en la edición mundial de los Macabeos empatamos 2-2 ante la selección de Israel, los dos goles llevan mi firma. Esa selección jugó en febrero de 1978 con los Paises Bajos, selección que meses más tarde quedaría en el segundo lugar en el mundial disputado en Argentina. Contra ellos igualamos 1-1, te digo eso para que veas el nivel que había”.
Durante el encuentro, Roberto Koenig nos confesó que no eliminaría ningún juego de su carrera deportiva: “¡Hasta perdiendo se aprende! Lo único que mejoraría era saber controlarme en momentos críticos que me ocasionaron algunas expulsiones”.
Roberto Koenig, participó en tres partidos de preparación con la Vinotinto que nos representaría por primera y única vez en unos juegos olímpicos. A su vez, formó parte de la delegación venezolanas en las Macabeadas.
Luego de colgar los botines como futbolista profesional, en 1980, Roberto Koenig junto a su amigo Eduardo Rosen decidieron crear una «prueba de sociedad» que consistió en 60 días utilizar una compañía de seguridad industrial y sus instalaciones para vender materiales e insumos de construcción. Luego de eso Koenig y Rosen junto con sus hermanos Eduardo Koenig y Hernán Rosen fueron creciendo más y más hasta lo que es hoy en día el Grupo Prosein, tomando en cuenta que además esta empresa creó otras tiendas llamadas Mil Cerámicas, donde ofrecen cerámicas más económicas.
Fioravante De Simone