Reinaldo «El Zurdo» Rengel, un jugador fuera de serie.
Mis recuerdos en el fútbol son muchos. Jugué siempre en el equipo Loyola, desde infantil C hasta primera categoría. Mis grandes y honrosos rivales fueron San Agustín, La Salle, Calazans y, de manera especial, el Santo Tomás. Nuestro equipo fue muy exitoso, tuvimos la suerte de contar con excelentes jugadores y de mantener siempre una gran mística, quedamos campeones del DF en todos nuestros 6 años de infantil. Sin embargo, en juvenil no pudimos ganarle al Santo Tomás, los tres años nos superaron en finales aguerridas en el estadio Nacional Brígido Iriarte. Mi recuerdo, a lo mejor me equivoco, es que al Santo Tomás llegaron dos jugadores nuevos cuando empezamos en juvenil, un moreno de gran toque e incansable perseguidor llamado Ravelo, y un zurdo muy alto, ya con chivita de candado, que se llamaba Rengel, me parecía extraño su apellido con e y no con a, que dominaba el balón de una manera superior a todos nosotros, más ninguno tenía un toque tan fino y preciso como este zurdo. Ambos jugaban en la media y recuerdo también a Juanín por el extremo derecho, pero él si jugó desde infantil contra nosotros. Los tres años del juvenil perdimos el invicto, no pudimos superar esa media cancha de Ravelo y Rengel. Al zurdo no lo conocí fuera de la cancha, pero siempre nos saludamos como buenos rivales, era un individuo con mucha serenidad en el manejo de la bola, la pisaba, se volteaba con mucha elegancia, muy inteligente en los pases, me enseñó a apreciar más ese bello baile que llaman fútbol.
MI AMISTAD CON EL ZURDO RENGEL
Este relato viene a ser como un capitulo en la vida, un pequeño recuerdo de mi amistad con el Zurdo Reinaldo Rengel, dentro del escenario futbolístico, que nos enfrentó en algunas ocasiones y en otras fuimos compañeros de equipo.
Lo conocí como adversario en diversas canchas de Futbol de Caracas: Loyola, Estadio Nacional Brígido Iriarte, Colegio San Agustín, La Salle Sebucán, Olímpico UCV. No éramos amigos, más bien siempre nos enfrentábamos en las diversas ocasiones en las que nuestros caminos se cruzaban.
La primera vez que lo vi en una cancha yo formaba parte del Juvenil San Ignacio, que era el equipo de los recién subidos de infantil A, pues en el Loyola estaba el equipazo que lideraban Cara é perro Rodríguez Berrizbeitia, Enrique Fernández, Joaquín Salinas, Guayabito Guzmán, Henry León, que ese año fueron campeones. El zurdo jugó con el juvenil del S. Tomás, imagino como refuerzo pues él era infantil A, un partido contra nosotros, que por cierto les ganamos 2 x 1 en nuestra cancha. Estaban con él, el flaco Bigott, José Antonio Díaz y recuerdo a Juanin Cantero y un pelirrojo que llamaban Zanahoria.
Finalmente estando yo en mi tercer año en juvenil, pero en las filas de UCV y el zurdo en su segundo año en la categoría, con su Sto. Tomas, volvimos a encontrarnos.
Esta vez el ya era un líder, un referente de su equipo, rodeado por grandes promesas como, William Ravelo, Iván Camero, Gómez, Bruno, Stefano, Legorburu, Julito Portugués, Eddy Rodríguez. Los enfrentamos con nuestro buen equipo, clasificados invictos a la liguilla final que se jugó en el Estadio Nacional, conformado por “Cacun” Toro Betancourt, Kimba Brito, el gato Ferreira, Barboza, Mazeica, el Coruñés, Manolito Lista, el chinito Edgard y yo entre otros.
Eso fue en 1969 y por un solo error cometido en el juego dominado por nuestro equipo, Bruno con un pase del zurdo, nos hizo un gol de contragolpe, para el 1×0 definitivo.
Como dije anteriormente, ya el zurdo era el líder de su equipo, a pesar de que el capitán era Iván Camero. Pero el verdadero referente y motor del Sto. Tomás era el zurdo Rengel.
Ese año ellos quedaron campeones, sub campeón el San Agustín de los morochos Alvarez y el catire Acosta, terceros nosotros la UCV y cuarto el Loyola. Después de esa liguilla, el formó parte de la selección de D.F. que viajo a Mérida y enfrento en la final al equipo local, conformado por otra constelación de jugadores liderados por Richard Páez, junto a Marquina, Téllez, Mono Rivas, Briceño, Tello Salazar entre otros. La final fue ganada por Mérida, convirtiéndose en Campeón Nacional Juvenil del año 1969, lo cual repetirían al año siguiente. 1
Aquí en Caracas, a final de año volvimos a enfrentar al Sto. Tomás liderado por el zurdo, en dos ocasiones, en la Copa Ramón Utrera.
Allí si lo vi como el capitán del Sto. Tomás. Jugamos una final y empatamos a cero goles en la cancha del San Agustín y el zurdo hizo muchos malabares y jugadas personales que lo destacaban en el grupo. Su irreverencia, apoyada en su fina técnica y la ventaja como zurdo (dicen que los zurdos son difíciles por esa condición, léase, los boxeadores, los pitchers y hasta los futbolistas no escapan de esa versión).
El tenía una jugada o mañita que imagino se la quitaron en el profesional, que consistía en dominar repetidamente el balón en medio del partido, con razón o sin razón. Lo cierto es que eso ofuscaba a los contrarios y muchas veces como en nuestro caso, al entrenador que teníamos en ese momento, que no era Soler, quien estaba de viaje al Perú. Lo cierto es que el DT encargado en ese momento, gritaba desde la banda: denle un leñazo a ese flaco para que respete, je, je, je, obviamente en esa época no se utilizaba lo del “Fair Play”. No obstante, el zurdo repetía ese acto de magia cada vez que podía y/o quería.
Ese espectáculo recordaba algo que hacíamos todos los que nos gustaba el fútbol a esa edad, es decir, cuando caimaneábamos en el patio del colegio o en la calle frente a nuestras casas, tomábamos unas peloticas de goma, como de 5 cms de diámetro, que por cierto costaban un real en aquella época y hacíamos competencias de dominio, para ver quien la mantenía más tiempo sin tocar el piso. Eso le daba a uno, cierto dominio, que luego con el balón grande se reflejaba en un buen manejo del mismo. Yo personalmente, que no me caracterizaba por ser un jugador pausado y con toque fino, dominaba bastante bien el balón, gracias a la pelotica.
Lo digo porque lo mío era un fútbol más Loyolero de esa época, es decir, con influencia vasca, fuerza, coraje y velocidad.
Me contaron, que el zurdo era muy bueno en beisbol y pudo haber probado con los Tiburones de La Guaira, pero como dice el refrán, lo que es del cura va para la iglesia y el fútbol lo absorbió de por vida.
Así que el zurdito, como buen chamo criollo y caraqueño, le metía a la pelotica de goma, al tres rollings y un fly, al beisbol Caribe y evidentemente era un fenómeno en chapita, juego que todos o casi todos los venezolanos llegamos a jugar en esa edad infantil y adolescente, con un palo de escoba y sus respectivas chapitas de coca cola, je, je, je.
Del Juvenil, campeonato que vuelven a ganar el siguiente año, hablamos de 1970, no pasa directamente al profesional, hizo una pasantía en La Salle Tienda Honda, junto a William Ravelo e Iván Camero. Volvimos a encontrarnos en el Olímpico dos veces, La Salle vs UCV y nuestro equipo se impuso en ambos choques. Éramos un equipo curtido, con jugadores veteranos en primera, como Arozena, Urquizu, G. González, Coronel, Lelio, Soler hijo, Pirro, junto a los juveniles recién subidos como yo, Seara y Pepe. 2
La Salle no tenía la fuerza suficiente para apuntalar a los chamos recién ascendidos, aunque en ese equipo recuerdo a buenos jugadores, como, Crispín, Polvorita, Ángel Gómez, el gordo Márquez, Montouto, De Paz, Cortizo, Sieiro y Chemary. Buen equipo, pero sin la veteranía y jerarquía de la UCV. Esto ya era el torneo distrital de primera del año 1971.
De aquí pasa el zurdo al Galicia, junto a Ravelo e Iván Camero y arranca su andar por el futbol de la Li Mayor, jugando también posteriormente con el Dvo. Italia y el Dvo. Portugués.
Paralelamente su accionar en la vino tinto no pasaba desapercibida, era una fija en las selecciones de Venezuela durante esos años.
Poco puedo yo referir acerca de su paso por el profesional, salvo que seguía mostrando su jerarquía y maestría en el medio campo, cada vez que entraba al Olímpico.
Finalmente, nos encontramos después de muchos años, en la categoría Veteranos, específicamente en la Liga del Círculo Militar, esta vez yo con UCV Veteranos y el con Egresados UCV. Era el futbol de veteranos, recreativo y de esparcimiento, pero que no descartaba los grandes enfrentamientos y rivalidades, que nunca pasan de largo.
Terminamos jugando juntos en Egresados UCV, donde conformábamos la Triple” R”, entre Ricardo Rodríguez (Ricky), Rafa Sifontes (Rafa) y Reinaldo Rengel (Rey), quedando campeones en dos oportunidades.
En los noventa lo invite a jugar en UCV Veteranos en otra liga, a raíz de la desaparición de Egresados UCV en la liga de Fuerte Tiuna.
Aquí realmente cultivamos una buena amistad. Todas las semanas jugábamos en el Olímpico y cuando nos tocaba ir a Valle Fresco, Fray Luis, Izcaragua, etc., nos íbamos juntos, con el infaltable Marco Mariño “Ratón”.
Fueron unos cuantos años compartiendo juegos, traslados, momentos y muchos terceros tiempos. Frecuentábamos mucho el Restaurant El Pescado, la pizzería del “Tiburón” Gustavo Roque, alias Tiburón y/o Catica, un gran amigo también.
El zurdo siempre risueño, con un chiste, una ocurrencia, con su elocuencia y vitalidad muy sana. Momentos agradables y grandes recuerdos.
Llegamos a tener en la Liga LEF un equipo Súperveteranos UCV, que era un conjunto de estrellas o antigua estrellas del fútbol profesional de Venezuela. Por allí pasaron Toño Marcano, José Velázquez, Niño Mora, Gocho Martínez, Lalo Rosales, Alfredo Olivares, José Pacheco y otros tantos, pero el cerebro, el estratega, el que marcaba ritmos, era el zurdo. 3
Hay una anécdota a raíz de su retiro definitivo como jugador ya veterano. Reinaldo tenía una lesión vieja en un tobillo, que se había calcificado y lo hacía ver de mayor tamaño que el otro. Jocosamente, siempre se refería a ese detalle, diciendo que tenía un “aguacate” en el tobillo. La molestia lo hizo ir a un traumatólogo y allí decidió no jugar más. Cuando le preguntamos que porque no quería seguir activo, nos respondía con su clásico y característico desparpajo: Que va Rafita, el doctor me dijo, mira vale, si tú sigues jugando fútbol, no te van a llamar mas nunca “el zurdo Rengel”, te van a decir el “cojo Rengel” y soltaba una carcajada que era seguida por todos los que estuviésemos presentes en ese momento.
Estoy seguro que todos los que compartimos cancha con el zurdo, jugadores amateurs, profesionales, aficionados, vino tintos, caimaneros, reconocemos y no dudaríamos en afirmar que el Zurdo Rengel era una persona especial, como futbolista, como amigo, como gente. Sin duda era un gran personaje.
Imagino dentro de lo desconocido que nos depara el destino, que si hay algún lugar a donde van los futbolistas una vez dejan esta vida y este mundo, que el ZURDO ya debe estar dando espectáculo y echando chistes y bromas, rodeado de muchos grandes jugadores, que alguna vez poblaron el mundo futbolístico aquí en la tierra.
Zurdo, siempre serás recordado con tu humildad, alegría y don de gente.
Rafa Sifontes 18.03.21
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