Recuerdos de Emilio Campos
Ricardo Cabrera, fotos cortesía de Rafael Cadenas
Un adelantado a su época, un jugador de ida y vuelta, un cuatro pulmones y otros estupendos conceptos, son los que recogimos en nuestra consulta con cuatro técnicos y jugadores que vieron y compartieron con Emilio Campos, y tuvieron la gentileza de atender a nuestro llamado para hablar de un amigo que se fue, y para buscar de esta forma hacer un sencillo homenaje a otro baluarte de la historia de nuestro fútbol venezolano.
Como ya es sabido, Emilio Campos nos dejó hace algunos días, víctima de males que lo aquejaban desde hace tiempo, pero su recuerdo sigue intacto en la memoria de quien fue su entrenador cuando llegó a Mérida, el “hacedor de Campeones” Amenodoro Dugarte; de su “pana” Rafael Cadenas, del doctor Richard Páez Monzón, y de Ramón el “Gato Hernández:
Amenodoro Dugarte
El veteranísimo profesor Amenodoro Dugarte, el “Famoso”, como saluda a todos, tiene muy vivos los recuerdos de Emilio Campos, a pesar de que es uno de los cientos o tal vez miles de jugadores que en su larga trayectoria como formador y técnico, pasaron por sus manos.
Se sentó con este servidor a conversar y sus vivencias fueron muchas, no solo de Campitos, como le llamaban también, o “cuatro pulmones” como lo apodaban en el profesional por su empuje, fuerza y resistencia, sino también de muchos pasajes de la historia del Colegio San José, que en un futuro podrían dar pie a otra interesante nota.
Recuerda que Emilio Campos “vino a Mérida para estudiar en la Universidad de Los Andes, e inmediatamente destacó en los inter-escuelas y luego en los interfacultades que yo mismo organizaba, por lo que le puse el ojo a ese catire tan rápido por los laterales, y lo llamé a las selecciones de la Universidad, donde sin problemas se ganó la titularidad y siempre defendió con gallardía los colores azul y blanco, mientras estuvo estudiando en la Universidad de Los Andes, y compitió en los distintos Juegos Universitarios, los Juvines”.
Después sería uno de los criollos de calidad que iniciaron en la primera temporada en el fútbol profesional del equipo ULA-Mérida, como se llamó primeramente el equipo, y allí estuvo junto a conocidas figuras que lo acompañaron a lo largo de su carrera en este club, como Rodolfo Carvajal, César “Guacharaca” Baena y Asdrúbal “Memín” Sánchez.
Recuerda claramente Amenodoro que Emilio Campos “era un jugador muy pero muy rápido y de buen manejo de pelota, podía irse al ataque llegar al fondo y lanzar un centro perfecto, y si tocaba retroceder era sumamente veloz para volver sa la retaguardia sin perder la compostura”.
Agrega que periódicamente se le hacía a los jugadores pruebas de resistencia y velocidad, “y Emilio Campos estaba entre los primeros, y no subía de 11 o 12 segundos en cien metros, lo que para un futbolista es excelente”.
Richard Páez
Emilio Campos fue uno de esos jugadores que desde el principio comenzó a despuntar, a desarrollar una manera de interpretar el concept del fútbol en Venezuela. Quizá sea uno de esos pioneros que tuvimos en nuestro país por los años 70 u 80, en donde prácticamente sorprendía su actitud, su manera de jugar en la posición de lateral izquierdo, era un atrevido, era un hombre que tenía una disposición y una templanza para defender, pero que fundamentalmente hacía una actividad ofensiva que no era lo que se acostumbraba en esa posición.
Realmente Emilio Campos en una cancha de fútbol demostró esa evolución en el juego y en la calidad futbolística que hoy notamos en el fútbol internacional, siendo venezolano, a pesar de que nació en España, criado desde pequeño en nuestro país, demostró una capacidad, unas ganas y un deseo de desarrollar un fútbol diferente, formó parte de equipos importantes en Venezuela como el ULA Mérida y el Estudiantes de Mérida, y fundamentalmente fuimos compañeros en la selección nacional, en la vinotinto.
Desarrolló una manera de ser en la cancha que le dio una categoría y un don de gente dentro y fuera de ella. Para mí el hecho de haber visto u oído partir a Emilio Campos, realmente ha sido una noticia lamentable para el fútbol venezolano. Que descanse en paz Emilio Campos.
Rafael Cadenas
Un placer y un orgullo hablar de mi pana y amigo Emilio Campos, un Monstruo en el terreno de juego y un gran pana fuera de la cancha.
Emilio Campos se paseó por todas las canchas de Venezuela, todo el mundo lo conoce, y a raíz de su desaparición física, todos los que lo conocieron y los que no, llaman, envían mensajes, preguntan y comentan sobre sus actitudes futbolísticas, un adelantado a su época.
Yo recuerdo que de joven, a los 17 años fue que empecé a conocer a ese gran lateral izquierdo como fue Emilio Campos, llevado al fútbol profesional por los profesores Amenodoro Dugarte y Antonio Da Costa Castañheira, quienes tenían muy buen ojo para los jugadores porque desde los 13 años yo aprendí mucho de ese entrenador Castanheira, lo mismo que Asdrúbal Sánchez, y otros que pasaron por sus manos.
Recordar anécdotas, de juego de futbol con Emilio Campos es fácil, como unas vez contra Portuguesa en Acarigua, equipo que tenía a dos grandes como laterales, William Salas y Ochoa, en ese partido el mismo Ochoa gritaba “agarren a ese musiú, ¿quien es ese musiú?”, porque Emilio era una flecha.
También en esa época jugando contra el Deportivo Portugués, los mismos panas criollos de ese club preguntaban, “pero bueno de dónde salió ese catire, ¿quien para a ese catire?”, porque Emilio era lateral izquierdo, pero cuando uno menos lo esperaba ya estaba de puntero izquierdo, centrodelantero o puntero derecho, ya que tenía mucha vocación ofensiva, y era un espectáculo verlo jugar, y más para nosotros tenerlo al lado de compañero.
Recuerdo una vez jugando contra el Galicia el pana Pedro Acosta, y también Pedro Castro les decían a sus compañeros, “pero bueno, amarren a ese catire, no lo dejen pasar a cada rato”, y uno de ellos les respondió, “no hombre ese carajo es el hijo del viento, porque lo que deja es la estela cuando pasa por el lado”.
Cuando Emilio arrancaba con ese balón por su lateral izquierdo, en la forma en que manejaba esa zurda exquisita que tenía, y llegaba al fondo para tirar el centro, siempre se encontraba con el flaco Rodolfo Carvajal, que hizo muchos goles gracias a sus centros.
Emilio fue uno de los criollos que estuvieron en la fundación del ULA Mérida en su primera temporada en el fútbol profesional, y también me recuerdo que fuimos al primer juego de las estrellas del fútbol profesional venezolano que fue en Mérida, y por medio del periódico Frontera los lectores votaban para elegir el once titular tanto de criollos como de importados, lo mismo que para escoger al jugador más popular, al que le dieron un cheque de 2 mil bolívares.
En esa elección le gané a Juan José Scarpeccio en la votación de jugador más popular del estado Mérida, y Emilio llegó y me dijo “Cadenita venga que vamos a cambiar el cheque”, lo cambió en puros billetes de cien, los repartió entre todos los criollos convocados, entre los que estaban Memín Sánchez, Alexis Peña, Mauro Cíchero, Kimba Brito, Plinio Araque Eloy Montilla, Rodolfo Durán, Carvajal, Vielma y muchos más que fuimos convocados a ese juego de las Estrellas, pero a mí, que fui el ganador de la votación, solo me dio cincuenta bolívares, no sé que pasó ahí, eran las cosas de Emilio Campos.
De verdad que fue para todos nosotros un motivo de orgullo jugar al lado de ese futbolista adelantado a su época, como fue Emilio Campos, todo un monstruo, una vez fuimos a jugar contra el Lara y le ganamos 5-0 y de los 5, 4 hizo Carvajal, casi todos de cabeza con centros de Emilio, y la gente en las tribunas preguntaba “¿y de dónde sacaron a ese catire?, otros decían “no hombre ese debe tener como 8 pulmones para aguantar tanto”, a mi me lo preguntaban el Pelé, Tarzán, la Paraulata Urdaneta, el portero Carreño, y me decían “Cadenas ¿ese carajo cuántos pulmones tiene?”, yo le dije “no hombre Emilio debe tener como 20, porque no para de correr en todo el partido”
Fuimos compañeros no solo en ULA Mérida, sino también en la selección de Venezuela en la Copa América del 79 en San Cristóbal, y en la eliminatoria para el Mundial España’82, y todos lo recordamos como un gran jugador y mejor persona, muy sencillo y humilde, además me dicen que Emilio Campos era también tremendo jugador de bolas criollas, lo recordaremos siempre por todo lo que aportó para el fútbol.
Es una lástima que estos homenajes y reconocimientos no los hagamos a los futbolistas cuando están vivos, para que los puedan disfrutar junto a los suyos.
Ramón “Gato Hernández
Emilio Campos fue un excelente jugador, mi opinión sobre él es que siempre estaba en un alto nivel competitivo, de hecho, por eso reconocemos su gran historial en el fútbol venezolano en la década de los ochenta, y porqué no, parte de los 90, excelente lateral izquierdo con una zurda exquisita si se quiere, un hombre de ida y vuelta en la cancha, que se entregaba de una manera decisiva a defender la causa que representaba, sea ULA Mérida, Estudiantes o la selección nacional. Todavía recuerdo el partido aquel contra la Argentina de Diego Armando Maradona, yo estaba en el Estadio ese día viendo el encuentro de esos grandes jugadores, donde estaba Emilio haciendo de las suyas y dando su aporte para nuestra vinotinto de esa época, del año 85, premundial del 86. Ese es el mismo partido donde el amigo René Torres le hizo aquel golazo a Fillol.
El recuerdo que me queda es su faceta como excelente jugador, jugador que demostraba tanto en los equipos merideños donde hizo su carrera, como en la selección, su garra, su carácter, su manera entregada y decidida para defender las causas que representaba la camiseta que en ese momento portaba.
A pesar de que nació fuera de las fronteras de Venezuela, fue un venezolano como el que más, y le reconocemos su valía dentro y fuera de las canchas, a él el agradecimiento por tanto que le dio a nuestro fútbol y nuestro gentilicio, y que Dios lo reciba en su seno.
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