Iván «El tiburón García : maestría del gol de Cabeza
El sofoco de aquella mañana sabatina de 1992 en el campo El Pavero, en Macuto, nunca fue motivo de alarma para los guaireños.
En uno de los uveros, que hoy han desaparecido en nombre del progreso desmemoriado, estaba Iván García Gutiérrez. Sí, el que apodaban “Tiburón” y cuya marca de fábrica eran los goles de cabeza.
Con el bigote desvencijado y la mirada escrutadora, profería arengas a unos párvulos de un equipo local que dirigía en la Liga Nacional de Fútbol Menor: “Vaya Cabrices, no deje que le tomen la espalda, hay que equilibrar al equipo en defensa”, se le escuchó decir con propiedad.
Su semblante era el de un hombre poco presumido, orgulloso de su gentilicio y con la convicción de haber defendido íntegramente los colores de la selección Vinotinto.
Posterior a ese contacto con quien escribe (para el momento estudiante de periodismo en la UCV), se supo de su muerte, ocurrida el 10 de enero de 1993, en un accidente de tránsito en las proximidades de la autopista Caracas-La Guaira.
Tricampeón en Mérida
Desde sus primeros tratos con la pelota en las canchas del Polideportivo “José María Vargas”, la Aviación en Maiquetía, y la de El Pavero, impresionó por su facultad para elevarse dentro del área enemiga y marcar goles de testa.
Así lo hizo el 2 de junio de 1972 en una de sus más célebres anotaciones en el estadio Olímpico de la UCV, donde Venezuela derrotó 2-1 a Colombia, en medio del primer amistoso oficial de una selección mayor de este país frente a una similar extranjera.
“Tiburón” empezó a despuntar en el equipo Loyola y en 1968, con 21 años de edad, debutó en la Liga Mayor con el Litoral FC. Dos años después fue fichado por el Deportivo Italia.
Pero, en Estudiantes de Mérida no solo se convirtió en referencia ofensiva sino que también estuvo involucrado en las dos estrellas de este club: la primera diadema como jugador en 1980 y cinco años más tarde, como entrenador.
Ello sin olvidar que en 1983 se había proclamado DT campeón de la Universidad de Los Andes (ULA). Es decir, fue tres veces monarca en la ciudad de los caballeros.
A Estudiantes llegó en 1971, cuando el cuadro académico iniciaba su camino en la primera división. Estuvo dos años junto a Luis Mendoza, el argentino Juan José Scarpeccio y el uruguayo José Chiazzaro, entre otras figuras.
También militó en Portuguesa FC y Deportivo Lara, antes de regresar en 1979, a la divisa andina. Y como capitán.
Durante la Copa Libertadores de América de 1981, contra los uruguayos Peñarol y Bella Vista, el guaireño alineó en cuatro de los seis partidos de Estudiantes de Mérida.
Insigne y fenómeno
“Era un fenómeno en el salto y la conexión del balón con la cabeza”, recordó Ramón Iriarte, su compañero en la selección nacional desde el Suramericano Sub-20 de Paraguay en 1967.
En esa competencia, el ariete del entonces Departamento Vargas disputó tres partidos y le anularon un tanto frente a Argentina.
Mientras en el Preolímpico de Barranquilla (1968) jugó otros tres encuentros junto a su paisano Carlos “Chiquichagua” Marín, un año más tarde fue el máximo cañonero de la Vinotinto en los X Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe en Panamá, al lograr cuatro goles en las victorias de 5-1 y 5-0 contra República Dominicana y Bahamas, respectivamente.
A partir de la invitación a Venezuela para participar en 1972 en la Copa “150° Aniversario de la Declaración de Independencia de Brasil”, García siempre se mostró dispuesto a cambiar la historia de humillaciones en la máxima categoría.
Pero, en esa ocasión sufrió la amargura del 10-0 ante Yugoslavia en Curitiba y en la Copa América de 1975, revivió la pesadilla con el 11-0 versus Argentina en el Gigante de Arroyito, en Rosario.
Durante el premundial de 1977, estuvo en dos de los cuatro encuentros oficiales, en especial el de debut ante Uruguay en el Brígido Iriarte de Caracas, donde su coterráneo Marín puso a soñar a todo un país cuando materializó el gol del empate a uno.
Ese 9 de febrero de 1977, de auspicios maravillosos, coincidió en la cancha con otro guaireño de alto relieve: Frederick Elie.
En el premundial de 1981, ante el Brasil de Zico, Sócrates, Junior y Toninho Cerezo, tuvo la confianza del técnico Walter “Cata” Roque para estar desde el vamos en el coso de la UCV.
Pero no se podía hacer mucho contra ese adversario. Apenas recibió dos o tres balones para encarar a los “cuasi perfectos” centrales Luisinho y Oscar. Aquello fue una frustración no sólo para García sino para talentosos con la pelota como Scarpeccio y “Pocho” Echenausi.
Luego de la derrota 3-0 con Bolivia en la altura de La Paz, “Tiburón” no escondió el deseo de vengarse en la capital de la República: uno de sus disparos al portero Carlos Jiménez rozó el poste, minutos después de que se produjera la gran celebración por la conquista de Pedro Acosta. Al final, se dio el primer triunfo de Venezuela en clasificatorias a la copa mundial.
Su último partido con la Vinotinto absoluta fue en Goias, donde Brasil zurró 5-0 a nuestro combinado. Sin embargo, los registros estadísticos no reflejarán el susto del DT amazónico, Tele Santana, cuando apenas iniciado el compromiso, “Tiburón” se mandó un cabezazo en el área de Waldir Peres y la esférica se estrelló en el horizontal.
Así, Iván García totalizó 15 presencias oficiales con la Vinotinto, seis de ellas en eliminatorias mundialistas.
Fe en los suyos
En su etapa de adiestrador, asumió las riendas de la selección nacional juvenil en el Suramericano de Paraguay en 1985. Allí confió en la calidad técnica de cuatro promesas de su terruño: Elio Vivarini, Gonzalo Mayora, Ramón Aguilera y Carlos Rojas.
En el Suramericano Sub-20 en Puerto Ordaz, en 1991, tampoco pudo revertir la eliminación tempranera, aunque sí saboreó la victoria de 2-1 sobre Perú, con gol de penal de un fenómeno del Macizo Guayanés: Stalin Rivas.
Posteriormente, García se dedicó a la formación de jóvenes varguenses, con quienes compartió su legado para el progreso de esta disciplina deportiva en Venezuela.
Rafael Lastra Veracierto
Colaborador de Venezuela Futbol