Futuro a alta velocidad(o como la ciencia ficción se filtra en la realidad)
Ya es un lugar común decir que la humanidad no está viviendo una época de cambios, sino un cambio de época. Se describen así las profundas y aceleradas transformaciones que cobran forma a lo largo y ancho del planeta, vinculadas de manera muy directa al ritmo y a la orientación del desarrollo científico y tecnológico, convertido en fuerza determinante en la configuración del mundo actual.
La Cuarta Revolución Industrial
Vivimos, sostienen los especialistas, en la Sociedad del Conocimiento, expresión que progresivamente se ha acuñado para caracterizar a la sociedad actual, escenario en el que está cobrando forma la Cuarta Revolución Industrial, a partir de un conjunto de tecnologías armadas en torno a la nanotecnología, la biotecnología, las tecnologías de la información y las ciencias cognitivas, que expresan la integración de lo físico, lo biológico y lo digital, dando lugar a infinidad de innovaciones que permean cada rincón del quehacer humano. Se trata de avances en los campos de la inteligencia artificial, la impresión de objetos en tres dimensiones (3D), la robótica, las energías renovables, la computación cuántica, el Internet de las Cosas, elementos que son una parte reducida de una lista casi infinita de nuevas cosas. Veamos brevemente algunos ejemplos
- La economía ingrávida
Le debemos esta expresión al profesor norteamericano Jeremy Rifkin, para describir la economía actual, sustentada principalmente en la generación, transmisión y utilización de conocimientos evidenciados en sus diversos formatos, a partir de un modelo productivo muy diferente que supone variaciones notables respecto a las formas de acumulación de capital, los modos de producción, las características del mercado y del trabajo, así como las materias primas e igualmente otros elementos sobre los que hasta no hace mucho discurría el desempeño productivo. Sostiene Rifkyn que hoy en día en los países más avanzados, la formación de capital depende fundamentalmente de la inversión en la creación, distribución y utilización de conocimientos de diversos tipos, en donde los recursos se incrementan a un ritmo mucho mayor en comparacion a la inversión en el capital físico (maquinaria, equipamiento e infraestructura). En el escenario descrito, los cambios referidos están afectando, de varios modos y a diferente velocidad, a la economía en sus diversas dimensiones –manufacturas, servicios, recursos naturales…, dando origen a una nueva economía, movida principalmente por bienes “intangibles”. Así las cosas, algunos estudiosos del tema asoman la idea de un post capitalismo, sustentado en patrones muy diferentes.
- No harán falta las vacas
En la agricultura y en la ganadería, por otra parte, el avance de la genética en la producción de alimentos, cambiará las bases de la ganadería y de la agricultura a partir de la biología sintética, capaz de rediseñar el código genético de los alimentos y, por otro lado, los especialistas hablan, entre otras varias cosas, de la agricultura ambientalmente controlada, que podría implicar en un futuro no muy lejano el ahorro del 95% en el uso de agua, del 98 % en el uso de tierra y del 45% por ciento en el uso de energía, generando a la vez un 95 por ciento menos de gases de efecto invernadero.
- Big Data en la política
En el ámbito de la política también se registran consecuencias secuencias muy relevantes. Cabe señalar en este sentido, por su enorme trascendencia, la posibilidad de ejercer una vigilancia extrema sobre los ciudadanos, siendo el Estado chino (dicho sea de paso, asesor de Venezuela en lo concerniente al carnet de la Patria) el que más lejos la ha llevado vía inteligencia artificial, big data y reconocimiento facial, aunque de la misma manera y con parecidos propósitos también la realizadon, en otro nivel y con otros objetivos, algunas empresas, como Amazon o Facebook, que encuentran en estas innovaciones un eficaz instrumento de vigilancia, en gran medida con propósitos comerciales.
Es importante advertir, sin embargo, que por otro lado se observan, así mismo, proyectos que, por el contrario, buscan sacar provecho al potencial democratizador de tales tecnologías, valorándolo como un objetivo inherente a la condición de ciudadanía en la época actual.
- La Educación empieza a ser otra cosa
En lo que atañe al campo educativo se están generando innovaciones que modifican a fondo las maneras como se enseña, los contenidos que se enseñan y las organizaciones desde las que se enseña, abarcando todos los niveles, desde la primaria hasta el nivel universitario. Por mencionar sólo el caso de las universidades, en un número cada vez mayor de países, el replanteamiento de su misión, así como la reorganización de su estructura está cobrando forma a partir de la aparición de nuevas disciplinas y replanteamiento de las relaciones entre ellas lo que incluye no solo a las anteriormente citadas disciplinas mal llamadas “duras”, asociadas a la química, la física, etcétera, sino igualmente y de manera decisiva a las que conforman las ciencias sociales y humanas.
- ¿Compiten los laboratorios en el deporte?
Y en el deporte, por hacer una última referencia ilustrativa con respecto a lo que se viene comentando,, se advierte la incesante incorporación de tecnología dejan una huella determinante en todos en todos los aspectos asociados al deporte (implementos, métodos de entrenamiento, estrategias de juego, sistemas de alimentación, instalaciones, indumentarias…), e incluso han empezado a hacer sonar las alarmas advirtiendo la posibilidad del dopaje genético, vale decir la manipulación de los genes con el fin de mejorar el rendimiento de los atletas.
En fin, tales son los avances en el área deportiva que se especula, entonces, que no es para nada utópico asistir, por ejemplo, a competencias entre cyber atletas, cuyo rendimiento dependerá sustancialmente de los resultados obtenidos a través de la investigación tecno científica.
El futuro nos agarra sin paraguas
A partir de los párrafos anteriores cabe reiterar que la revolución tecnológica actual entraña sacudidas radicales que ocurren tan rápida y constantemente que se nos dificulta poder entenderlas y manejarlas desde el punto de vista de sus consecuencias. Nos agarran colgados de la brocha, por decirlo de alguna manera.
La cuestión es, entonces, cómo hacerle frente a situaciones que remiten a acontecimientos muy complejos y que contribuyen a determinar, incluso, la perspectiva desde nos percibimos como humanos, abriendo paso a modificaciones en la manera en que nacemos, vivimos, aprendemos, trabajamos, producimos, consumimos y hasta como rezamos, soñamos y morimos.
Surge, así, una discusión de gran trascendencia y de muchas vertientes sobre asuntos que, hasta no hace mucho, sólo aparecían en películas y libros dados a fantasear con el porvenir de nuestra especie. En efecto, ha surgido un debate que, dicho en pocas palabras y a riesgo de simplificar en demasía, apunta a las alteraciones en el concepto de identidad humana, como derivación de las tecnologías emergentes, en particular, aunque no sólo, las asociadas a la inteligencia artificial y la biotecnología, sentando de esta forma las bases de una posible civilización post humanista.
Visto lo anterior, resulta indispensable, entonces, ir creando nuevos esquemas de análisis, a partir del trabajo sinérgico entre las ciencias sociales y humanas y las ciencias naturales, con el objetivo de hacerle frente a las interrogantes que emergen, dando pie a dudas y dilemas, tanto morales como legales acerca de temas tales como si los robots tienen derechos y responsabilidades, si se pueden clonar los seres humanos, si debería permitirse a un Cyborg postularse para cargos político, si se pueden vender los datos que recogen empresas y gobiernos a partir de la huella digital que dejamos todos, si se puede patentar un gen, si se debe autorizar la creación de «bebés de diseño», y así una menú interminable de asuntos que amenazan con sobre pasarnos y de los que no cabe desentenderse en ningún sitio del planeta porque los procesos de globalización establecen que casi todo pasa en casi todos lados.
Venezuela: Hay que salir del Siglo XX
Obviamente, estas cosas de las que vengo hablando también le conciernen a Venezuela, aunque de momento parecieran no figurar en la pantalla a través de la que mira su historia del mañana. En efecto, al país le cuesta mucho trascender su presente coyuntura. Lleva un buen tiempo desenvolviéndose en clave urgencia, agobiado por una muy severa crisis política que lo deja sin espacio para encarar tareas que no sean las inmediatas, las de cada día, relacionadas principalmente con la sobrevivencia de sus habitantes. En suma, Venezuela no tiene un relato político sobre el futuro. Es un asunto que parece habérsele traspapelado.
Hay que re escribir cuanto antes, así pues, la agenda de las prioridades nacionales en función del tsunami tecnológico, escuetamente descrito en estas líneas, y plantarle cara a los desafíos que trae consigo el Siglo XXI, del que, por cierto, ya han pasado dos décadas. Ello supone para el país salir el Siglo XX y adoptar, conforme a sus posibilidades y propósitos, los códigos que gobiernan estos días, los de la Cuarta Revolución Industrial.
Ignacio Avalos Gutiérrez
Futbol Venezuela, septiembre 2109
Ignacio Ávalos Gutiérrez es sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela. También es profesor de esta casa de estudios superiores. Cuenta con una especialización en políticas públicas en las áreas de de ciencia, tecnología e innovación.