Franco Rizzi, un ejemplo de jugador franquicia
CARACAS – En el deporte profesional, el jugador franquicia es aquel que está considerado el emblema de su equipo. Se trata de un término utilizado principalmente en la escena competitiva norteamericana, aquí en Venezuela tenemos un ejemplo de esto, estamos hablando de Franco Rizzi.
Este hijo de inmigrantes italianos, «Gonzalito» como cariñosamente le bautizaran sus amigos de infancia del Centro Italiano Venezolano, donde diera sus primeros pasos en su formación de la mano con grandes entrenadores de la talla del «Mulato» Elio Rodrguez y Alterio Aniello, ambos Que En Paz Descansen, y que a partir de los 13 años enriqueciera su formación en el exigente calcio con una de las más prestigiosas escuelas del fútbol italiano del momento como lo fuera el Varese Calcio, filial del Milan, gracias al Sr Tino Danesi (Q.E.P.D.), quién lo representara en su momento. Pocos años después completada su formación en Italia, a su regreso a Venezuela, tomaría como suya una familia llamada Sport Marítimo de Venezuela, representando con orgullo los colores rojiverdes, enamorando la afición con su entrega y la camiseta Vinotinto en 89 oportunidades. A lo largo de su carrera siempre peleó por la mejora del futbolista nacional. Este jugador que nació en Caracas el 13 de julio de 1964 también se enfundó las elásticas de Club Deportivo Portugués, Deportivo Táchira y el Deportivo Italchacao, equipo en el que también le cuelgaría un Título a su acervo patrimonial y pone fin a su etapa como jugador profesional de fútbol en el año 2001, convirtiéndose así en uno de los jugadores más emblemáticos de nuestra historia por su disciplina táctica y pundonor.
Su carrera, como mencionábamos anteriormente, se inicio en las instalaciones del Centro Italiano Venezolano de Caracas “Desde niño comencé con una ilusión grande, desde pequeño amé esta profesión. En mi época en el CIV los entremanientos eran chutar al arco, correr con y sin balón, partiditos. Tuve la suerte de tener como entrenadores al Mulato Elio, Alterio y por poco tiempo al brasileño Giurandir Procopio. De Elio su disciplina pero con él a la vez te divertías y despertaba en ti ese chip por la competitividad sin darte cuenta sin duda un formador integro”.
Rizzi luego de su andar en el club de Prados del Este fue convocado a la selección nacional. “Salte a la selección con un grupo que integraban Bernardo Añor, Pedro Acosta eso fué antes de los Panamericanos. Poco tiempo después de esos juegos que se disputaron en Venezuela el Profe Manuel Plasencia me llamó para la Copa América de ese año”.
Su andar en el fútbol profesional comenzó en la Copa Bicentenaria defendiendo los colores del Deportivo Portugués. Entre la década de los 80 y 90 aparecería en suelo caraqueño un equipo que se iba a convertir en uno de los principales referentes del torneo venezolano. Luego de la desaparición del Deportivo Portugués y otros equipos de influencia lusitana, nacería el Marítimo Sport Club de la ciudad capital que iba a dominar los predios criollos por un buen tiempo. El primer Presidente de este equipo iba a ser el directivo Mario Pereira, quien, junto a algunos compadres de origen portugués, daban forma al club “rojiverde” que iba lograr coronarse unas cuantas veces.
“Era un equipo de familia, directiva, jugadores, todos formábamos una unión que fue fundamental en los logros de ese conjunto”.
El conjunto luso-venezolano llegaría a bordar en sus camisetas cuatro estrella en las temporadas 1987, 1988, 1990 y 1993. En dos oportunidades obtendría el subcampeonatos: en 1986 y 1995. El conjunto rojiverde tenía en sus filas Daniel Nikolac, Noel Sanvicente, Pedro Febles y Herbert Márquez, que era el ariete del conjunto. Estos jugadores eran no solo pilares inamovibles del Maritimo sino de la selección nacional.
Pero lamentablemente este club tendría un triste final. Como nos cuenta el colega Agustín Rodríguez en su libro Memorias de Nuestro Balompié Nacional. La vida del Marítimo iba a llegar a su fin en 1995. La fanaticada lusitana empezó a mermar, y ante esto, el equipo buscó un nuevo estadio: el “Guido Blanco” ubicado en Guarenas. Tras no cumplir los requisitos de aforo para las instancias finales, el equipo trató de regresar a Caracas, algo que fue inútil por no pertenecer a la asociación de Distrito Capital. Tras dimes y diretes con la Liga Mayor, y un conflicto legal, el Marítimo quedó al aire y sin rumbo.
La FIFA también intervino y el Marítimo perdió su lugar. El club quedaba al borde de la desaparición para más nunca volver a surgir. El conjunto que tantas alegrías había dado al público caraqueño se despedía de los gramados nacionales dejando una huella imborrable entre sus seguidores. Había sido el fin de un sueño, y es que los lusitanos no solamente se habían ganado un lugar en el corazón del aficionado venezolano y portugués en una nación repleta de lusitanos, sino que en el momento del adiós había quedado cerca de dar un paso ideal de crecimiento: una estructura que le convirtiera en el primer club oficial de Venezuela.
“Son cosas que hasta el día de hoy, yo no manejo en especifico, como jugador uno nunca entendió la problemática que tuvo esa lamentable consecuencia. Fue como matar al protagonista de una película, era un equipo que daba satisfacciones, cuando íbamos a las sedes de otros equipos estos se regocijaban, porque el llenazo estaba garantizado y les servía para pagar la nomina completa” nos comenta Rizzi.
En aquella época, los clubes que participaban en competiciones continentales podían tomar refuerzos de otros clubes. Este fue el caso de Franco Rizzi, que defendió al Táchira en la Copa Libertadores. En esa primera experiencia en la máxima competición por clubes del continente americano enfrentó al Independiente de Avellaneda. El 19 de julio de 1987 la vida de Daniel Francovic dio un vuelco total. Ese día, el guardameta uruguayo-venezolano pasaría a la inmortalidad luego de marcar el mítico gol de arco a arco en la victoria del Deportivo Táchira -entonces Unión Atlético Táchira- frente a Independiente de Avellaneda (3-2), por Copa Libertadores; un gol que, literalmente, le dio la vuelta al mundo. Franco Rizzi tuvo la dicha de estar ese día en Pueblo Nuevo. Con el denominado “rey de Copas” jugaban estrellas como Ricardo Bochini, Néstor Clausen, Luis Islas (que era el cancerbero de la selección argentina).
Después esa experiencia con el conjunto andino en la Libertadores Rizzi tendría otras, pero con la del club de sus amores: ¡El Marítimo! Luego de la desaparición del conjunto luso-venezolano, El general, nombre con el que era también conocido Franco tuvo una pasantía de 6 meses con el Nacional Táchira. Finalmente terminaría su carrera defendiendo la elástica del ItalChacao conjunto con el que estaría 5 años.
Durante su carrera Franco Rizzi fue siempre un modelo a seguir dentro y fuera de los terrenos de juego. Por ese motivo, tuvo el honor de portar la banda de capitán con el Marítimo y el ItalChacao. En el encuentro realizado vía telefónica nos habló sobre lo que significa portar este distintivo. “La cinta de capitán no se le debe dar al mejor jugador, sino al que trabaja día a día, representa al grupo al momento de dirigirse al cuerpo técnico, al presentar inquietudes a la directiva, cuando me la asignaron no me sentí cargado, por el contrario me sentí muy bien porque como profesional sentí que me consideraban como el correcto para tener esa responsabilidad”
Rizzi nos confiesa que uno de los juegos que recuerda con mayor entusiasmo es de la época cuando defendía los colores del Centro Italiano Venezolano de Caracas. “Fue un duelo ante el Maiderense. Ese día anote tres goles y para mi fue como si hubiese ganado el mundial. Recuerdo que nuestros rivales eran dirigidos por el Profe Manuel Plasencia. Pero recordemos que cada juego tiene su historia y siempre tienes algo que aprender de ellos: ganes o pierdas”
Franco nos habló sobre las diferencias del fútbol en su época y la actual. “Era muy pareja la Primera División en ese periodo. Cuando enfrentabas a equipos como el Anzoátegui, Lara, Minerven, Táchira. Los andinos tenían un trabuco. Era un fútbol más técnico y pausado. Eso si era mucho más rudo que en la actualidad. Con todo respeto mi generación no tiene nada que envidiarle a esta, el problema es que estábamos mal llevados, mal entrenados, antes se corría una hora por el campo o la montaña, hoy con los nuevos campos para entrenar y las tecnologías vigentes ya eso no se hace”.
Rizzi en sus 20 años en la Primera División gano 6 títulos (4 con el Marítimo y 2 con el Italia), 2 subcampeonatos, 2 Copa Venezuela. Franco tomó parte a 7 ediciones de la Copa Libertadores y 2 pre-Libertadores (en aquel entonces había una fase previa de grupos donde los conjuntos venezolanos se enfrentaban a los clubes mexicanos. En la zafra de 1989, esta la leyenda del Marítimo se llevó el premio de mejor jugador de la temporada. Distinción que compartió junto a compañero, el cancerbero Daniel Nicolac.
Después de colgar los botines se mantuvo vinculado al mundo del fútbol ayudando a la formación de futuros futbolistas. Primero trabajó con La Salle después en su propia escuela “Talentos Franco Rizzi”, la cual ha acumulado numerosos éxitos tanto en Venezuela como a nivel internacional. Dicho trabajo y desempeño llevo a la escuela “Talentos Franco Rizzi” ser nombrada en un momento como escuela colaboradora por el Barcelona. Actualmente Franco vive en la ciudad catalana y sigue trabajando en pro del balompié con la Academia Play It Experience.
De Fioravante De Simone