En Estudiantes de Mérida la crisis es a todo nivel
Ricardo Cabrera
Muy amarga y lamentable es la situación que viven en la actualidad absolutamente todos y cada uno de los que forman parte de la “empresa” en que decían con orgullo que habían convertido al equipo Estudiantes de Mérida, porque la dejaron en la quiebra absoluta y sin activos de los cuales puedan echar mano los acreedores para por lo menos cobrar algo.
Pensamos que no hay una sola persona que siga al fútbol rentado nacional, y no sepa cual es la triste situación que vive el que por muchos años denominaron “el equipo del pueblo merideño”, y que hoy está al borde del abismo sin que se vislumbre alguna salida a la crisis, que no sea que los jugadores (que mostraron un amor inmenso a esos colores, firmando un papel en el cual decían que nada se les debía, cuando en realidad ya sumaban más de cuatro meses de deuda) acepten apenas un mes de pago por los más de seis que les deben y nadie les quiere pagar. O sea, que la cuerda reviente por lo más delgado, o que los más tontos cedan.
Para hacer corto el cuento, en junio inesperadamente el avión en que se aprestaba a aterrizar el presidente y dueño del equipo, Christian Toni, acompañado de varias personas con responsabilidades económicas fuertes en grupos de poder a nivel nacional y regional, se estrelló sin dejar sobrevivientes, por causas que nunca se molestaron en informar a la colectividad.
De allí en adelante comenzaron los problemas para el club, porque se detuvo en forma inesperada el flujo económico y las deudas empezaron a acumularse sin que nadie se responsabilizara, porque absolutamente todo en lo económico dependía del presidente, y nada del vicepresidente, su hermano César Toni.
Se recuerda que cuando estaba por finalizar la ronda clasificatoria del torneo, Estudiantes de Mérida se debatía en la incertidumbre porque sin recursos y prácticamente con las uñas, peleaba por entrar en el grupo de los 8 que disputarían los cupos a Libertadores y Sudamericana, a sabiendas de que no se solucionaba la parte económica, y tampoco había dinero para afrontar el octogonal final.
El propio técnico Leonardo González mostraba su desencanto porque no se vislumbraba salida a la crisis, y hasta se llegó a informar que el equipo se despedía en la fecha 18 ante Táchira, pues no había dinero para afrontar la liguilla final.
De repente apareció un dinero para pagar un mes a jugadores y cuerpo técnico, y parecía que las cosas se solucionaban pues además se anunció que el equipo sí seguía jugando y así fue, con limitaciones porque el dinero continuaba escaseando y las deudas acumulándose.
A trompicones se terminó el torneo y oh sorpresa, los jugadores y el cuerpo técnico cumplieron y aseguraron un cupo a la Copa Sudamericana, con lo que sin saber beneficiaron a los actuales dueños en sus pretensiones de deshacerse del club, porque esta clasificación es un plus más para ofrecer a los interesados, ya que significa una entrada extra de dólares para el 2023.
Líneas atrás escribíamos del amor por la divisa que habían mostrado los jugadores de Estudiantes, algo que los llevó a una acción de la que seguramente hoy se están lamentando, ya que, convencidos, o mejor dicho engañados por los responsables del club, aceptaron firmar a solvencia que debía ser presentada a la FVF para poder jugar la Liguilla, a pesar de la deuda que tenía la directiva o los propietarios del club con ellos. Los engañaron y abusaron de la buena fe de los jugadores.
Esto lo decimos porque sin ningún pudor la que hoy en día es propietaria del club, la viuda de Christian Toni, quiere deshacerse del equipo lo más rápido posible, pero además quiere cobrar lo que no vale, y dejarle todas las deudas a los que adquieran el club, cuando es ella la que debería pagar todas esas deudas que los actuales propietarios permitieron que creciera tanto.
Lo que paralizó la venta a los únicos que se interesaron en adquirir el club, fue la posición firme y en bloque de los jugadores del equipo, a quienes querían arreglar como “peón de hacienda” pagándoles solo un mes de los más de cinco meses que les deben a todos y cada uno de ellos.
Entonces la cosa está difícil, y mientras otros clubes, sobretodo los que tienen compromisos de Sudamericana y Libertadores temprano en el 2023, preparan su pretemporada y algunos ya la iniciaron, Estudiantes de Mérida está a la deriva, con algunos jugadores menos porque han buscado otro rumbo, sin saber qué será de su futuro y además con futuras demandas por impago que lloverán el año que viene.
Con este panorama incierto y buscando que sean los jugadores los que deban sacrificarse para que la viuda y el cuñado saquen su “buena pasta”, como dicen en la península, no se sabe qué pasará, como tampoco se sabe qué se hizo en el equipo con los millones de dólares que en todos los años que los Toni lo han manejado, le han llegado a Estudiantes de Mérida por sus clasificaciones a Copas Libertadores y Sudamericana.
Y lo peor de todo es que la crisis es general y hasta las categorías menores, o “la fábrica”, como se hicieron llamar, también sufre, y gracias a los padres y representantes, que financiaron buena parte de la temporada, no hubo forfeits o incomparecencias que podrían haber significado duras sanciones para el club, inclusive la pérdida de la categoría.
Pero ya no pueden más y este fue el comunicado que dejaron circular por las redes:
A quien se deba enterar
2022 un año para tener en cuenta en fútbol por sus diversos acontecimientos, la propuesta de un EXPERIMENTADO del fútbol mundial viene a establecerse para para alcanzaren anhelo de todo amante del deporte del balón pie, propuesta que para los procesos de formación se vio tentadora y ala vez preocupante, y con motivo, esto afectó el desempeño de la dinámica económica de las categorías formadoras, ya que entre compañeros de diferentes clubes se comentaba la ausencia progresiva del apoyo de los clubes hacia las formativas, tanto que ya para esta fecha, culminado el año somos muchos los que no hemos recibido la remuneración que corresponde.
Pero más allá de este pertinente o no, preámbulo, lo siguiente va para aunarse a las diferentes expresiones que se han ido dando en los últimos días sobre la remuneración y cumplimiento de los honorarios de trabajo o servicio, como lo definan, de otra parte importante del fútbol nacional, Las Categorías Menores o de Formación, ¡La piedra angular del éxito del fútbol mundial”!, frase de la política demagógica de propietarios y directivos. Si bien nos aunamos a la gran problemática de nuestros aguerridos jugadores del club, por el endeudamiento que hay por su gran esfuerzo en el último torneo y conseguir los resultados planteados en una turbulenta temporada, es de gran importancia también hacernos partícipes de este manifiesto público, ya que somos parte del grupo más vulnerable del proceso, los formadores de las categorías menores, que con frecuencia somos burlados por “Directivos y Propietarios”, en cuanto al reconocimiento económico de la tarea de formación de los niños y jóvenes que son indispensables para la estructura de un club.
Ya a seis meses de no recibir, ni un pago, ni alguna información, ni alguien que dé alguna explicación, sobre la penosa situación de Estudiantes de Mérida, solo nos guiamos por rumores de fuentes dudosas y de pretendientes que prefieren mantenerse en el anonimato, se hacen públicas estas palabras de desencanto y tristeza, ya que nuestro cuerpo de formadores entregó cada minuto de la planificación a que esta se cumpliera, inclusive estableciendo equipo de trabajo con los padres y representantes, más allá de lo sensible de la época y de la necesidad de cada formador, es una gran falta de respeto hacerse de la vista gorda ante tal situación, por las personas involucradas en dar respuesta a esta incertidumbre.
Sin embargo no fuimos demagogos y honramos nuestras palabras al comprometernos con ir hasta el final, con la misma mística y deseo que ameritaba este desafío. No mentimos al hablar de mantener el LEGADO, más que palabras fueron hechos, sin ni siquiera haber tenido al menos un vínculo emotivo con el señor Christian Toni y familia, quienes iniciaran este camino y el presidente nos dejara trágicamente, hoy la comunidad merideña ve con gran angustia el futuro de nuestro Rojiblanco, al igual que nosotros los formadores.
Estudiantes no es solo un club, es una tradición, es patrimonio del deporte en el estado, y los actuales responsables no han estado a la altura de este sentimiento.
Lic Diuwaldo Dugarte y Formadores de la Fábrica EMFC