El papá de Juanpi y Bernardo Luis fue figura de la Vinotinto que enfrentó a Maradona en 1985
Para las redes sociales, Bernardo Añor Guillamón es el papá de los vinotintos Juanpi y Bernardo Luis.
Sin embargo, en 1985 fue figura de la selección nacional de mayores, cuando disputó las eliminatorias mundialistas contra la Argentina de Diego Armando Maradona, “El Tigre” Gareca y Jorge Valdano; el Perú de César Cueto y Juan Carlos Oblitas, y la Colombia de Pedro Zape y Willington Ortíz.
El DT de Venezuela, Walter “Cata” Roque, no solo contaba con él sino con un grupo que se consideraba el del talento técnico de la época, que sabía con la pelota y pudo, como en efecto casi lo logró, cambiar el rumbo de las humillaciones.
Con su potencia física y buen manejo de balón, Añor compartía irreverencias desde el mediocampo con William “Gambeta” Méndez, Carlos Maldonado, Nelson Carrero y Asdrúbal “Memín” Sánchez, además de otros que marcaron pauta como Pedro Febles, René Torres, Robert “Bobbie” Elie, Pedro Acosta, Nicola Simonelli, Douglas “Fósforo” Cedeño, Emilio Campos y Carlos “Cachorro” Betancourt.
“¿Cómo vamos a decir algo de Guacha (César Baena, el portero oriundo de La Guaira) que siempre nos salvó de goleadas escandalosas?”, se preguntó Añor desde la sede de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Ignacio de Loyola, en Chacao.
Se refería al recuerdo de aquel 26 de mayo de 1985, cuando Maradona y Pasarella anotaron dos goles de pelota quieta que fueron determinantes para la victoria argentina por 3-2 en el estadio Pueblo Nuevo de San Cristóbal.
“El gol de René fue inolvidable, pero también me acuerdo de cuando salía algo retrasado del camerino y me encontré en el túnel a Maradona y Pasarella hablando con el árbitro principal (el uruguayo Juan Daniel Cardellino), diciéndole que nosotros estábamos muy enfocados; fue cuando les grité que si querían lo arreglaran todo sin jugar el segundo tiempo. Ellos se sorprendieron al escucharme”, reveló.
En esas eliminatorias, Añor alineó en los seis partidos, en los cuales solo se obtuvo un punto honorífico el 23 de junio, cuando un gol suyo, de media volea y fuera del área, no solo estremeció los cimientos de Pueblo Nuevo sino que el guardameta colombiano Zape, aún debe andar buscando la pelota. Como “El Pato” Fillol con el remate de Torres.
“Antes de ese partido con Colombia, jugamos en Lima y a pesar de la derrota 4-1, fui considerado el mejor del partido. Al final (Rubén Toribio) ‘Panadero’ Díaz y yo intercambiamos camisetas, y luego con pena y rabia tuve que devolvérsela porque me la iban a cobrar. Esas eran las cosas que siempre nos distanciaron de la Federación”, rememoró.
En 1989, bajo los lineamientos de Carlos Horacio Moreno, volvió a vestir la elástica nacional para las eliminatorias del Mundial de Italia. Fueron días aciagos, pero le quedó la satisfacción de haber gestado dentro del área chilena el tanto vinotinto, finalmente capitalizado por el merideño Ildemaro Fernández. En ese compromiso, Venezuela cayó 1-3 en el Brígido Iriarte.
Unos meses atrás, estuvo en la Vinotinto que al mando de Moreno mostró toque e irreverencia en la Copa América de 1989 en Brasil. “Con Carlos Horacio había buen entendimiento, pues venía de ser jugador, de compartir con muchos en las canchas. Además, comprendimos de él que era posible jugar como un equipo”, destacó.
El oro de Venezuela
Añor fue convocado para entrenamientos de la selección nacional cuando estudiaba el último año de bachillerato en el Colegio San Ignacio de Loyola, ubicado en Chacao.
Esa actitud precoz le dio la posibilidad de ir al Preolímpico Sub-23 de Colombia en 1980. Y el esfuerzo no fue en vano: por deserción de Perú y Argentina, que decidieron plegarse al boicot promovido por Estados Unidos, Venezuela avanzó al torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos en Moscú.
“En el preolímpico estuve en la alineación del Todos Estrellas y hay que resaltar que quedamos por encima de Brasil”, hilvanó desde sus recuerdos.
El DT Manuel Plasencia le dio su confianza en los reveses ante la URSS 4-0 (“Tuve una oportunidad de un disparo ante Dassaev, pero lo contuvo bien”, confesó) y Cuba 2-1, y en el triunfo 2-1 frente a Zambia.
“Para que te digo más, fue un descaro enorme”, comentó en torno al gol en off side del atacante cubano Ramón Núñez, validado por el árbitro español Emilio Guruceta.
“Los Juegos Olímpicos, más allá de lo ideológico, fueron una gran experiencia. Dos años después, nos vengamos de Cuba cuando la eliminamos en sus Juegos Centroamericanos. El gol que les hizo ‘Fósforo’ Cedeño en semifinales fue como él: alegría y más alegría”, prosiguió.
En la final contra México, tras una gran jugada de José “Cherry” Gamboa, aprovechó el rebote del portero y la envió a la red para celebrar la primera medalla de oro del fútbol venezolano.
Preparador físico a la altura
Un año antes, el mediocampista nacido en Caracas el 7 de octubre de 1959 integró el plantel vinotinto que obtuvo la medalla de bronce en los IX Juegos Bolivarianos en Barquisimeto, donde marcaría el gol del empate contra Perú.
Igualmente, estuvo en la selección que participó en los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983: “Tuvimos un preparador físico checoslovaco, de apellido Scrinkev, que nos motivó mucho y nos enseñó qué era lo que se estaba haciendo en ese ámbito del fútbol”.
Previo a ese certamen continental, en el que se perdió 1-0 con Uruguay y se derrotó 3-2 a Bermuda, viajó a una serie internacional en la isla de Curazao. “Luego de jugar contra el Santos allá, tuve el honor de captar la atención de mi ídolo Pelé, quien elogió mi desempeño en la cancha. La foto que nos tomamos la tengo grabada en mi memoria”, manifestó.
Bernardo Añor inició su carrera profesional en 1981 con el Deportivo Italia, para luego ir al Deportivo Táchira, Destroyers de Bolivia, donde jugó la temporada de 1985, y el Caracas FC.
“Estudiantes de Mérida me vino a buscar a los 15 años, pero estaba muy bien en el Loyola, en el que jugué en todas sus categorías”, puntualizó quien comenzaría sus andanzas con la esférica a la edad de seis años, de la mano del Padre Miguel Ángel Calvo.
Se retiró del circuito rentado de balompié en 1992, con la franela del Deportivo Italia. Quien escribe fue testigo de su declaración a los medios de comunicación social: “Todo me lo ha dado el fútbol”.
Tanto así, que sus hijos Juan Pablo y Bernardo Luis no solo lo emularon al ser jugadores de este deporte. También lo equipararon en el orgullo Loyaltarra y Vinotinto.
Rafael Lastra Veracierto
Periodista y colaborador de Venezuela Fútbol Historia
Twitter: @rala1970
www.vinotintoorbital.blogspot.com