Anécdotas de «Pescaíto»
Ricardo Cabrera
Si hay algo por lo que la gente de nuestro fútbol, todos los que lo conocieron, siempre recuerdan a Gregorio “Pescaíto” Gómez a pesar de tener casi 20 años de fallecido, es por sus ocurrencias, sus salidas y respuestas tan ingeniosas que, en lugar de molestar a otras personas, solo provocaban sonrisas y aplacaban los ánimos encendidos.
En los entrenamientos, en las concentraciones, en las charlas, en los viajes, en el trato diario, en el trato con la prensa y hasta en los partidos, cuando los técnicos están concentrados y con mucha tensión analizando lo que ocurre en la cancha para tomar decisiones, “Pescaíto” salía con una de sus ocurrencias, como lo reseña Pedro Acosta, quien tiene “cientos de anécdotas del Pescao”, y nos cuenta algo que ocurrió en un partido del primer Mundial de la Emigración, en La Coruña allá por el año 1.982.
En esa competencia fueron muchísimas las anécdotas, según señala Acosta, pero “la que más me hizo reír y me dejó loco fue en Betanzos en la semifinal contra México, que era una locura lo que jugaban y tenían al goleador del torneo, llega Pescao me aparta y me dice “pibe marcá al centro delantero, yo sé que podés hacerlo, pero hay otro problema, necesito que te multipliqués y también marcá a Orriols tu compañero, no lo dejés que se dé la vuelta, marcálo bien y si no puedes con los dos, hacele falta a Kiko por favor que es más peligroso que el de México”. Yo lo miro serio y él estalla en carcajadas y pone el ojo virolo, ese que se le salía de la órbita, terminamos riéndonos los dos”.
Sobre esta anécdota contada por Pedro Acosta, Kiko Orriols señala que «seguramente así fue, porque a mí me decía lo mismo, en el partido final contra Argentina, me dijo «cuidáme al 9, y sobretodo marcáme a Pedro», e inmediatamente soltaba la carcajada».
También recuerda Orriols que «Había una esquina en el Estadio Olímpico, en la que se reunían entrenadores y jugadores para ver y comentar los partidos que se estaban jugando, en una ocasión cuando yo llegué a ese lugar estaba el Pescao con el «Indio» Clemente, por lo que fui a sentarme con ellos, lo hice del lado izquierdo del Pescao, y al lado derecho estaba Clemente, al rato largo me toca el hombro el Pescao y me dice «mirá, se sabe el partido de memoria», volteo a ver al «Indio» Clemente, y estaba dormido».
Volviendo a Pedro Acosta, en su arsenal de anécdotas el excelente defensa central del Galicia y de la selección de Venezuela, señala que “era un crack Pescaíto, en Galicia fuimos a cenar a Porriños y unos cuantos se pasaron de vino, al día siguiente desayunando el Pescao le dice a varios, uno por uno “de ahora en adelante usted Sopita Sopita”, para salvar la integridad de los personajes, no revelo su nombre, pero siempre decía “sopita de letras y que diga fútbol”, así era el técnico”.
Añade Acosta que “de verdad que de Pescaíto todos tenemos muchas Anécdotas, con Pescaíto todo era fabuloso, desde el primer entrenamiento hasta el final en cada situación era una persona increíblemente alegre, inteligente y picante”.
Pedro Acosta nos dice que podría pasarse horas recordando las anécdotas de Gregorio “Pescaíto” Gómez, pero hay que Darle chance a otros de que añadan las suyas, y cierra señalándonos lo mucho que quería a Eduardo Regueiro, y recuerda que le decía: “Regueiro estás flaquito, metete en una bañera llena de sopa de pollo con fideos y tomatelá para ver si subís de peso”.
El propio Regueiro recuerda algunas anécdotas de Pescaíto:
“Una de Pescaíto, “pibe vení” y le pregunta “¿con qué pierna le pegás vos a la pelota?, el tipo le contesta “con las dos profesor”, y Pescao le responde rápidamente “¿y no te caés boludo?”.
“Otra de mi padre Pescao: él me dijo que tenía familia en un pueblo de Galicia que se llama Mazarico, y en el primer Mundial de la Emigración fui con él a visitar ese pueblo y me dijo: “Eduardo pibe, en este pueblo llega un carro y aplauden, y en este pueblo si haces un campeonato de fútbol y se muere uno, se suspende la Liga”, siempre nos hacía reír con sus ocurrencias”.
Manolo «Polaca» González, que también estuvo en los Mundiales de la Emigración, recuerda una de las muchas ocurrencias del técnico:
“Recuerdo que cuando llegué a Vigo estaba mi amigo Joselito, que se había ido a vivir a Vigo y tenía un Mercedes verde, me iba a buscar por las tardes y nos llevaba a todos por ahí a conocer, un día bajo al Hall del hotel y nos sentamos a esperar que nos viniera a buscar. Joselito llegaba y se escondía afuera para que no lo vieran y esperar que nosotros saliéramos. Pescaito, que estaba en todo, cerca de la puerta del hotel me ve, me llama y me dice: “Decile a tu amigo que pare el coche aquí, en la puerta, que no se esconda …” el Pescao era un vacilón”.
También el conocido Alberto Ramos Cabrera, a quien todos conocemos como “Cabra”, quiere intervenir para contar su anécdota.
“Yo tengo una de Pescaíto, estamos entrenando en el Loyola con el Galicia y llega un jugador pelo indio, bajito, que viene recomendado por un Directivo, y en la caimanera el técnico lo mete a jugar. Bueno, que te cuento, el hombre no sabía lo que era Futbol, usaba las piernas solo para caminar, y entonces lo llama Pescaíto y le dice “pibe venga mañana a entrenar a las 4 de la mañana”, el muchacho asombrado le pregunta “¿profe porqué a las 4?”, y Pescaíto le responde de manera jocosa “!para que no lo vea nadie!”.
Fernando el “Nano” Clemente nos dice que “como anécdota entre muchas me acuerdo que nos llevaron a entrenar a una cancha con mucho frío y nos dieron unos balones para entrenar que eran pesadísimos y duros. Nada más empezar un partido que organizó Pescaito recuerdo que Adolfo Jarrín metió un chutazo tremendo que casi parte el larguero y asustó al arquero Pedro Manuel por el ruido que hizo con esos balones. El Pescao al ver aquello lloraba de la risa y todos no pudimos evitar reírnos del susto de Pedro Manuel. Inolvidable también cuando el Pescao le decía a Regueiro que no sé le ocurriese entra en nuestra mitad de la cancha para no complicarnos si se la quitaban después de sus miles de regates”
El Nano tiene otra: “recuerdo una que solía hacer el Pescao con frecuencia, y es que en los entrenamientos cuando armaba los equipos, los que iban a jugar titulares contra suplentes, siempre hacía lo mismo, y es que en el equipo de suplentes metía a propósito doce jugadores y esperaba, bueno siempre había alguno que le decía “profe mire, es que nosotros somos doce”, y entonces él le contestaba inmediatamente “ah bueno, si son doce entonces salí vos”, y el muchacho bravo porque le sacaban de la partida le reclamaba “pero ¿por qué a mí profe?, y él le contestaba siempre llorado de la risa, “salí vos por bobo”. Al ver que siempre esto pasaba, los jugadores optaron por no decir nada, y si el equipo contrario tampoco reclamaba, entonces jugaban 12 contra 11 en las partidas de entrenamiento”.
Siguiendo con los recuerdos del Mundial de la Emigración, y las anécdotas del técnico Gregorio “Pescaíto” Gómez, recuerda Clemente cómo en España muchos le decían “pescadilla” en lugar de “Pescaíto”, y él lo tomaba con humor.
“Me recuerdo que al “Pescao” allá en España le decían “Pescadilla”, y él se reía y decía “bueno, yo soy el Pescao y Pescadilla es mi hija”, le pasó varias veces cuando anunciaban por los altavoces los componentes del equipo y quien era el entrenador”.
Javier el “Javi” Pérez, jugador emblemático del Galicia y quien viajó también formando parte de la selección al segundo Mundial de la Emigración, nos cuenta una anécdota del “Pescaíto”.
“En el segundo Mundial de la Emigración, que se jugó en Vigo, todos los equipos estábamos alojados en el Hotel Samil, y en el comedor a nosotros nos tocó al lado de la delegación de Argentina. El primer día cuando llegamos a almorzar los argentinos estaban ya todos sentados en su mesa, y llegando nosotros con Pescao al frente, él ve nuestra mesa y le dice al mesonero “mirá Nene, en Venezuela nosotros tenemos siempre juguito y agua, así que retirame eso y me ponés vino”. Nosotros nos sorprendimos, pero los argentinos…tenías que ver la cara que pusieron, no se lo podían creer”.
Para finalizar dos cortas de un amigo de “Pescaíto”, Camilo Temes, quien desde Canarias nos las recuerda:
“Una más del Pescao, en La Candelaria reunidos Valdivieso, Pescaído y mi persona. Valdivieso muy interesado en entrenaren Qatar, llevábamos algún tiempo hablando del tema, y sale Pescaíto y me dice “Che Gallego, no pierdas el tiempo en mandar al peina perros, este gordo ya no puede ni caminar, tomá mi currículum y recomendame a mí”.
“Esta fue en la Plaza Venezuela, subiendo por La Salle frente ala Farmacia, Mozzi, el que fuera central del Deportivo Italia, se puso a arreglar zapatos en la zona. Estando en ese momento Pescaíto y yo conversando con Mozzi, le dice Pescao “porqué no hablás con Tury Agüero para poner publicidad en el fútbol italiano, de este negocio que vos tenés”, y se echa a reír”.